Esta ha sido una semana llena de trabajo, muy estresante y con mucha prisa, lo que lleva a cometer pequeños errores aunque corregibles. Ya empezó el famoso frio holandés… por lo que ya hay resfriados. Además, el jueves se nos rompió la calefacción y el agua caliente va un poco regular, o sea que ducharse, cambiarse de ropa o ir al baño y posarse sobre el inodoro podría decirse que es un acto de valientes.
Los viernes son muy tranquilos porque hay final de producción. Fue un día relajado, pero cuando parecía que todo iba bien, se nos rompió la lavadora. Yolanda y yo decidimos salir para relajarnos, a mitad de camino se rompió la bici de Yolanda y tuvimos que volver a casa con la bici medio a cuestas, cuando estábamos a punto de entrar en Souburg, empezó a llover BIEEEEN… Por suerte, hoy arreglaron la lavadora pero seguimos sin calefacción, así que hay que ir por casa con dos sudaderas o con bata de pelo del Primark con la que me pilló el casero y el técnico al entrar en casa.
La vida no es de color de rosa, y menos lejos de casa, mandan cajas que parecen oler a nuestra casa, cartas y regalos con las que uno se emociona. Da gusto. Como dice el musical de Anne: «Mañana saldrá el sol». Literalmente claro estamos de lluvias.