Palermo, aquí estoy.

Vengo aquí a contaros mis primeras experiencias y sensaciones lejos de los míos, en un país diferente y con un idioma diferente al mío!
Decidí emprender este viaje con muchas ganas y motivación, iba a ser la primera vez que viajaba al extranjero y por tanto tiempo, estaba muy contenta mientras preparaba todo, tenía nervios e ilusión, durante esos meses nunca había tenido miedo, la gente me decía “y con quién te vas, porque iréis más de una ¿No?” a lo que yo respondía “no, me voy sola, no pasa nada, no voy a depender de que alguien más se quiera venir o no para hacerlo yo”.
A día de hoy, después de dos semanas aquí, he de decir que no me arrepiento de haber venido, pero también es verdad que siempre que se habla del erasmus se habla como que es fantástico, maravilloso, que lo pasas súper bien y mil palabras bonitas más, pero pocos te hablan de lo duro que se pueden llegar a hacer los primeros días, en mi caso por lo menos, estoy viviendo sola, de momento, no conozco a nadie y por mi tipo de personalidad me cuesta iniciar conversaciones con personas desconocidas, por lo que llegar aquí de nuevas, con el idioma sin aprender (a todos los que queráis venir os animo a que llevéis el idioma por lo menos más preparado de lo que lo he traído yo, porque creo que facilita mucho) se hace duro, los días se hacen largos y no sabes cómo pasar el tiempo, se echa mucho de menos a los tuyos, tu vida allí, y el simple hecho de poder hablar con alguien que te entienda y tú lo entiendas.
He de decir que en la escuela me lo están poniendo fácil, ya que hacen todo lo posible para que yo entienda lo que me están diciendo, las compañeras son encantadoras, y los niños y niñas también, aunque muchas veces me hablen y no me entero de nada! Jajaja y no sé contestarles jajaja