Por Edwin Jiménez.
Cuando llegamos al aeropuerto de Eindhoven la empresa nos tenía preparado un taxi para llevarnos hasta casa, el camino se hizo largo y era de noche pero nada importó cuando entramos a la que sería nuestra casa durante esos meses.
Escogimos habitaciones, nos instalamos un poco y pedimos cena para nuestra primera noche en Vlissingen. Pasados unos días ya habíamos recibido la charla sobre riesgos laborales así como ropa de trabajo y EPI´s, cada día que pasaba yo estaba encantado por tener un trabajo tan diferente a los que había tenido antes y la gente que pude conocer conforme los turnos iban rotando era increíble, gracias a ellos pude estar agusto en ese ambiente laboral.
Y por supuesto que no todo era trabajo, el Erasmus en Holanda nos permitió conocer sitios como Middelburg, Bruselas, Brujas, Gante, Amsterdam, Rotterdam…
Sitios preciosos con lugares muy interesantes para visitar, aunque a mi lo que más me gustó era el paisaje siempre tan verde y lleno de vida.
Aunque se diga que Holanda es un país caro yo no lo he notado en exceso, pienso que está acorde al nivel de vida que hay y merece la pena venir y vivir una experiencia como esta.